Las obras o guiones teatrales son textos literarios que cuentan una historia para ser representada ante un público. Cuando observamos una obra teatral, comprendemos la historia gracias a la escenografía y a las acciones y los diálogos de los actores que la representan.
En cambio, cuando leemos la obra, en vez de verla, debemos poner atención en todos los aspectos que conforman el texto dramático o guion teatral.
Para empezar, una obra de teatro se divide en actos y escenas. Los actos son las partes en las que se desarrolla la obra; cada acto se compone de varias escenas, las cuales están marcadas por la entrada y la salida de los personajes en el escenario.
Los actos presentan la historia en orden. Primero, el inicio o el planteamiento, que es cuando se expone el problema o la situación. Después, el desarrollo, luego el nudo, que es el momento más tenso de la historia. Y termina con el final o desenlace, que es cuando se resuelve el problema principal de la historia.
A diferencia de cuando ves una obra teatral y te das cuenta de los actos y las escenas de manera natural gracias a lo que dicen los personajes y las actuaciones, cuando lees un guion teatral, reconoces los actos y las escenas, por medio de los subtítulos o las acotaciones.
Las acotaciones en un guion teatral son textos entre paréntesis que indican cómo y dónde ocurren los hechos, cuándo entran y salen los personajes, o bien, algunas acciones y características de la escena que sirven para imaginar la representación teatral.
Los guiones teatrales contienen los diálogos de los personajes o parlamentos. Estos constituyen la mayor parte del guion, pues son el contenido más importante y lo que hace que una obra de teatro sea considerada como tal. ¿Te imaginas ir a un teatro a ver una obra en la que nadie hablara?, ¿existe este tipo de obras?
TIC
En la siguiente página puedes leer otro ejemplo de un guion teatral que te va a gustar.
Así como los textos en prosa se identifican, a simple vista, por su distribución en párrafos y los poemas por los versos que los conforman, las obras de teatro pueden identificarse por el formato de sus elementos en la página. Como puedes observar en el ejemplo de “Caperucita Roja”, las acotaciones o indicaciones acerca de la escenografía y los gestos y movimientos de los personajes se anotan entre paréntesis y con letras en cursivas.
Por su parte, los diálogos se presentan con los nombres de los personajes y se distinguen por escribirse con letras mayúsculas, aunque en ocasiones los verás solo con la inicial mayúscula, como en los nombres propios.
El contenido de los parlamentos o lo que debe decir cada personaje se anota enseguida de su nombre, después de dos puntos. A veces también puedes ver un punto y una raya (LOBO.—).
El objetivo de todos estos aspectos es que los lectores diferenciemos con facilidad un elemento de otro.
Tu identidad es el conjunto de características y datos que te presentan como un individuo único y, por ello, te distingue de los demás. En otras palabras, la identidad es la respuesta a la pregunta: ¿quién soy?
Suena gracioso, pero aunque para ti, tu familia y tus amigos está muy claro quién eres, para la sociedad no es tan claro. O mejor dicho, en un país tan grande como el nuestro, con casi 130 millones de personas, es importante contar con formas de demostrar ante los demás quién eres.
Los documentos oficiales son las formas más comunes de demostrar quién eres. Se les llama oficiales porque los genera el gobierno, por medio de sus instituciones y, por lo tanto, son válidos y reconocidos por todas las personas. Incluso cuando estás en el extranjero, si alguien te pregunta quién eres y tú le muestras un documento oficial que compruebe tu identidad, esa persona sabrá que lo que dices es verdad, porque este tipo de documentos es reconocido también fuera del país.
Este tipo de documentos oficiales incluye tus datos personales y, a veces, tu fotografía. Los más comunes son el acta de nacimiento, la CURP y el pasaporte, que se pueden obtener a cualquier edad. Seguramente cuando naciste tus padres se apresuraron a conseguir algunos de esos documentos.
Hay otros, como la credencial de elector, que tendrás que solicitar cuando cumplas la mayoría de edad, que en México es a los 18 años.
Hay otros documentos de identidad como tu credencial escolar, la que usas en la biblioteca o la que tienes para confirmar que eres socio de un club deportivo. Estos documentos cumplen la función de acreditarte como parte de esos grupos, pero no son oficiales, es decir, solo son válidos ante los lugares que los dan.
En los documentos oficiales para comprobar la identidad es muy importante que los datos personales se vean claramente, para que cualquier persona o instancia, mexicana o de otro país, los pueda reconocer de manera sencilla. Por eso, normalmente los datos están escritos en letras de color negro, en mayúsculas y separados en renglones o campos distintos.